Conclusión exposiciones movimientos arquitectónicos


Conclusión exposiciones movimientos arquitectónicos








Semiótica















Universidad de Ibagué
Arquitectura
2019

Conclusión exposiciones movimientos arquitectónicos








Semiótica





Docente: Arq. Juan Fandiño

Alumno: Wilson Castiblanco C







Universidad de Ibagué
Arquitectura
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Introducción

Este texto busca resumir y analizar todo los movimientos arquitectónicos vistos en las exposiciones de la clase semiótica siendo sensibles al tema y no directos y superficiales.
























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Movimientos Arquitectónicos

Al repasar estos procesos de la historia uno puede notar de forma más clara los aspectos sensibles de las formas y características de cada uno y pueden tener muchas cosas en común, El uso de formas singulares en las obras de arquitectura ha ido siempre unido a los principios estructurales que la resolvían. Los avances en las técnicas y los conocimientos sobre estática o la introducción de nuevos materiales, han dado pie a construcciones novedosas en todas las épocas. Pero también se han sucedido tiempos en que la forma ha sido el objetivo. Cuando se ha convertido por ella misma en un valor, ha adquirido simbolismo por encima de las causas que la hicieran posible en origen. Parece oportuno, pues, un repaso muy sintético, aunque no sea exhaustivo, por la historia para destacar qué parámetros han incidido en la obtención de una forma u otra y cuándo la forma ha estado por delante de otras consideraciones. Especialmente interesa para concretar qué se entiende por forma. En lugar de definiciones semánticas de la palabra forma es preferible hablar de formas que ha tenido la arquitectura en diferentes lugares y tiempos. Esto pondrá al lector en la idea de forma de la que aquí se parte, puesto que éste es uno de esos conceptos que todo el mundo entiende hasta que se le pide una definición. La forma de las obras de la antigüedad era, mayoritariamente, la consecuencia de un propósito constructivo para hacer posible una actividad; y la apariencia exterior de los edificios dependía sobretodo del sistema estructural que soportaba su cubierta, ya fuera abovedado o arquitrabado, y de la forma de ésta.
Como ejemplo uno de los singulares resultados descubiertos fue que debíamos cambiar la calefacción, la luz artificial, los colores. Mientras que una habitación normal está pensada para una persona en posición vertical, una habitación de hospital ha de acoger una persona en posición horizontal: la fuente de luz ha de ser lateral, el sistema de calefacción ha de considerar que la persona estará postrada durante semanas o el techo deberá ser más oscuro.
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Desde este momento en la historia se dan simultáneamente estos dos modelos de forma arquitectónica, uno y otro serán preponderantes en unas épocas u otras según dicten los gustos, la voluntad expresiva o las capacidades de innovación en la técnica constructiva: arco o dintel, curva o ángulo recto, techo plano o bóveda. El Románico, heredero directo de la construcción romana, pero con menos medios técnicos y económicos, construye bóvedas de crucería, arcos de diafragma, arcos torales, ventanas atrompetadas, pechinas. Las cúpulas se sustentaban sobre espesos muros y un gran logro técnico de la construcción fue resolver, de muy diversas maneras, el paso de la planta cuadrada a la forma circular, para recibir el peso repartido de cúpulas esféricas. Otro logro fue levantar torres de vigía y campanarios. En los edificios más complejos, como los monasterios, se organizaban unas estancias de muy diversas medidas en planta y altura, alrededor de claustros de galerías poligonales. Estos elementos constructivos y las maneras de combinarlos eran lo que daba la forma a los edificios; una forma que se manifestaba en el interior de las construcciones. Se podría decir que el románico es el logro del espacio interior y que en él está lo más interesante de su riqueza de formas. La forma exterior de los edificios viene a ser el contra molde de la envolvente del espacio interior. Y es la forma de ese espacio interior lo que se trabaja; un espacio del cual la obra es como el estuche. Las obras defensivas tienen una forma exterior expresa, dada desde afuera: las murallas, las torres, las almenas. Tanto la forma exterior como la interior de iglesias o monasterios están constituidas por figuras geométricas simples. Los elementos de soporte son masivos y tienden a un perfil piramidal o cónico para mejorar su estabilidad. Y los elementos de cubrición son porciones de cilindros o de esferas. Frecuente encontrar formas alabeadas si no es en los helicoides de las escaleras de caracol. El Renacimiento toma de la antigüedad clásica los tipos formales. Su novedad está sobre todo en parámetros de índole filosófica, en la concepción del entorno, de la realidad y del papel del hombre como referencia para todo. Parámetros que tienen que ver con la interpretación del mundo más que con la interpretación de la realidad construida. Las variantes de la arquitectura del humanismo se centran más bien en la proporción y la relación de las partes, en la simetría y en el orden. La aportación más trascendente de los arquitectos del Renacimiento fue la invención de la perspectiva cónica y lo que esto significó. La “Ventana de Leonardo”.
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Permitió empezar a comprender el espacio de una manera consciente. La posibilidad de dibujar juntas caras paralelas de un objeto y relacionar una fachada con otra, invitaba al arquitecto a pensar esos lienzos en relación con los contiguos y se recuperó el concepto tridimensional del espacio pero esta vez de una manera consciente. Las proporciones se aplicaban no al plano, como en el gótico, sino a las tres dimensiones del espacio. Los módulos eran cúbicos, iguales y ordenados. Los pilares equidistantes permitían sentir, al observador, que entendía las medidas de una sala o de un patio o de una plaza. En cuanto a la forma de los edificios, no se puede pasar por alto la importancia de las cúpulas renacentistas en el paisaje europeo. La potencia del espacio central, desde el interior, y el referente urbano por su altura y por su forma, desde el exterior, fueron sus razones de ser. Este elemento constructivo representó el principal reto estructural que los arquitectos de entonces afrontaron. El caso de Filippo












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Bibliografía



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