Cultura, Contracultura y la arquitectura
Cultura,
Contracultura y la arquitectura
Para poder saber lo que es la
contracultura primero debemos definir lo que es cultura, una definición dice
“Todo ese complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la
moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otras capacidades o hábitos
adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”.
Otra definición: “Cultura es a la
vez aquello que una comunidad ha creado y lo que ha llegado a ser gracias a esa
creación; lo que ha producido en todos los dominios donde ejerce su creatividad
y el conjunto de rasgos espirituales y materiales que, a lo largo de ese
proceso, han llegado a modelar su identidad y a distinguirlo de otras”. (Malo,
1996)
Es decir, que la cultura:
·
No nace con el ser humano, sino que él la crea,
la modifica o, simplemente, la adquiere.
·
No es algo exclusivo de cierto grupo de
personas; todos tenemos una.
Sólo el hombre hace cultura, pero
no todo lo que el hombre hace es cultura. Si el actuar humano es contrario a la
esencia del hombre y de la naturaleza; si en lugar de cultivar y perfeccionar,
corrompe y degrada, ese actuar no es cultura sino “contracultura”.
El término contracultura no es
igual al de subcultura, pues, tomando la definición de Cohen, “subcultura es un
grupo más pequeño que una sociedad, y se relaciona con la cultura más amplia en
el sentido que acepta varias de las normas de ésta; pero la subcultura también
se diferencia por tener algunas normas que le son propias”.
La subcultura acepta algunas
normas de la cultura dominante, mientras que las contraculturas las rechazan y
critican.
El mayor daño de la contracultura
se sitúa en el propio ser humano, especialmente en su espíritu. El perder de
vista la verdad sobre el hombre, sobre sus valores y su destino trascendente es
la principal causa de la contracultura.
En ésta, el hombre pierde de
vista sus límites y realidad; de manera supersticiosa se cree limitado e
infinito, entonces, impulsado por el deseo de tener y gozar, más que de ser y
crecer, consume de manera excesiva y desordenada los recursos de la tierra y su
misma vida.
La contracultura de los años
noventa tienen el cuerpo amenazado. Ya no es completamente clara la diferencia
de las contraculturas con la llamada “delincuencia común”, la incorporación de
la violencia como ritual de las contraculturas actuales es uno de sus rasgos
más significativos.
Las contraculturas defienden
concepciones ideológicas, políticas y están dotadas de recursos simbólicos que
les dan una imagen social. Las pandillas carecen de esas características -o las
tienen en un nivel rudimentario-, generalmente debido a un nivel cultural
inferior y a condiciones de marginación extrema.
Toda auténtica contracultura sabe
que en el momento en que una revolución ha triunfado, hay que empezar a
organizar nuevas formas de resistencia, hay que empezar a organizar la próxima
revolución. Sin embargo, la transnacionalización de la cultura puede
aprovecharse creativamente como forma de resistencia ante los embates
disolventes de los aparatos geopolíticos y de mercado.
Para la arquitectura, la década
de los sesenta y siguientes queda como el momento de grandes acontecimientos
que la intención de cambiar los paradigmas sociales, políticos, económicos e
ideológicos dominantes en sociedades industrializadas y desarrolladas.
Movimientos y corrientes contraculturales que se añadieron al extenso y
complejo panorama ideológico que Charles Jencks representó en su gráfico en el
año 1971. Aquellos caminos marginales, con el paso del tiempo, el cambio de
milenio y la consolidación de una arquitectura global, han dejado de expresar
acciones o pensamientos colectivos, siendo sustituidos por nombres propios de
arquitectos o de las principales empresas productoras de la arquitectura. El
texto de este artículo reflexiona críticamente sobre esta cuestión y aprovecha
la capacidad de determinadas ideas que sugieren investigaciones actuales, para
proponer un entramado cultural que transitaría al margen de las arquitecturas
representativas del pensamiento global.
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