reseña histórica bauhaus

reseña histórica bauhaus

La historia de la Bauhaus comenzó el 1° de abril de 1919 cuando, en un folleto de 4 caras, se anunció el programa de una nueva escuela, la Bauhaus estatal de Weimar, nacida de la fusión de la antigua Escuela de Artes y Oficios del Gran Ducado y la Academia de Bellas artes de Weimar.
Cuando Gropius fue nombrado como el encargado de la escuela de arte en Weimar, tomó la decisión de combinar la Academia de Bellas Artes con la Escuela de Artes y Oficios para "unificar sus actividades y eliminar las diferencias entre artistas y artesanos", como señala la Enciclopedia Hispánica Platinum (2003). La escuela fue bautizada como la Staatliches Bauhaus que significa "Casa de la Construcción Estatal".
El nombre Bauhaus deriva de la unión de las palabras en alemán Bau, "construcción", y Haus, "casa"; irónicamente, a pesar de su nombre y del hecho de que su fundador fue un arquitecto, la Bauhaus no tuvo un departamento de arquitectura en los primeros años de su existencia.
Sus propuestas y declaraciones de intenciones participaban de la idea de una necesaria reforma de las enseñanzas artísticas como base para una consiguiente transformación de la sociedad burguesa de la época, de acuerdo con el pensamiento socialista de su fundador. La primera fase (1919-1923) fue idealista y romántica; la segunda (1923-1925), mucho más racionalista, y en la tercera (1925-1929) alcanzó su mayor reconocimiento, coincidiendo con su traslado de Weimar a Dessau. En 1930, bajo la dirección de Mies van der Rohe, se trasladó a Berlín donde cambió por completo la orientación de su programa de enseñanza.
Durante su primer periodo con Walter Gropius al frente de la Escuela, se impulsó la enseñanza a través de centros de asesoramiento de oficios manuales, artesanía e industria que más tarde se modificaría en el plan de estudios, por talleres donde trabajarían un material base con profesores como Gropius en el taller de muebles, Schlemmer en escultura de piedra y Kandinsky en pintura mural, por mencionar algunos.
Su segundo periodo considerado como el más prolífico, comienza en Dessau, tras difíciles negociaciones por una crisis financiera que los llevaría a mudarse en 1925. Inauguraron lo que sería una de las edificaciones más emblemáticas en el ámbito de la educación y la arquitectura con ventanales en muro cortina y hormigón armado. A este periodo se uniría Marcel Breuer en el taller de muebles y Herbert Hayer en tipografía, entre otros.
El ámbito político siempre estaría presente en la Bauhaus, debilitada poco a poco ante diferentes posturas, Gropius presenta su renuncia en 1928 destituido por Hannes Meyer y más tarde por Ludwig Mies van der Rohe, quien trató de excluir a la Bauhaus de cualquier conflicto político expulsando a estudiantes de orientación comunista.
Su tercer periodo no duraría mucho con la llegada al poder del Partido Nazi y el régimen fascista invadiendo toda Alemania, la Escuela es finalmente cerrada por la Gestapo en 1933. Durante ese año, varios integrantes se mudarían a Estados Unidos para continuar con el legado de la Escuela en la Ciudad de Chicago y regresarían a Alemania en 1951 en Ulm bajo la dirección de Tomas Maldonado hasta 1966.
La Bauhaus sigue siendo una fuerte influencia en instituciones educativas de diseño al rededor del mundo, posturas alejadas de las líneas divisorias entre las disciplinas y cercanas a lo funcional. Un legado que permanece muy presente en la actualidad.
En 1925, la Bauhaus se transfirió de Weimar a Dessau, donde Gropius diseño un nuevo edificio para albergar la escuela. Este edificio contenía muchas características que luego se convirtieron en tractos distintivos de la arquitectura moderna, incluida la construcción con estructura de armazón en acero, la cortina de vidrio y la planta a girándula asimétrica en la que Gropius distribuyó el estudio, las aulas y el espacio administrativo para lograr la máxima eficiencia y lógica espacial.
La escuela Bauhaus revoluciona la filosofía de la construcción, cuya estética se vuelve secundaria al uso para el cual se hace. El trabajo del arquitecto es analizar cuidadosamente las funciones para las cuales está diseñado el edificio y estas se vuelven fundamentales para la forma que tendrá.
El edificio de la escuela a Dessau, así como las casas construidas para los profesores, pronto se convirtieron en el manifiesto del nuevo clima racionalista que se impone a la cultura arquitectónica europea y al modelo arquitectónico de la corriente.
El edificio, de hecho, es un ejemplo de arquitectura funcional: su forma en doble elle, en donde ninguna parte es preponderante en comparación con las demás, se caracteriza por las  funciones múltiples para las cuales está pensado el escolar (las aulas, el auditorio, los laboratorios, las oficinas administrativas y las habitaciones para los estudiantes).
El edificio no tiene una fachada principal, cada lado forma parte de las diferentes fachadas de la construcción.
Junto a las estructuras, cuyos espesores son calculados en relación a las fuerzas portantes, las superficies en vidrio son las protagonistas respondiendo a la necesidad de iluminar las aulas y, al mismo tiempo, no ocultar lo que sucede dentro de la estructura educativa en una nueva sociedad, en donde todo debe ser ‘transparente’.
La Escuela no descuida ninguna arte o profesión, se ocupa de fotografía, dibujo, collage, publicación e incluso de moda.

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